Casa rural situada en las faldas de la sierra malagueña de Churriana, en provincia de Málaga, Andalucía.
Solo se podrán alojar en la casa aquellas personas presentes en el bono de confirmación de la reserva, de manera que no están permitidas las visitas de otras personas ni las pernoctaciones.
Ubicada frente al mar Mediterráneo, esta casa es un remolino de cultura y apuesta andaluza, con naturaleza propia de la tierra, muchos olivos, algunas chumberas, almendros y algarrobos, jazmines.
La casa dispone de una planta que visualmente aparecen enmarcadas en diferentes colores tanto en su fachada exterior como interior según cada época del año, y dispone de seiscientos metros cuadrados de superficie habitable.
En su ejecución se han utilizado materiales tradicionales, barro cocido para los suelos, carpintería de madera, azulejos artesanales, fuente de piedra. Todo arropado por la luz natural que inunda todos los espacios, incluso la iluminación de sus centenarios olivos le dan prestancia a su total extensión que es de 1400 metros cuadrados. Parte de la reforma, así como el proyecto de la piscina separada en la distancia de la casa y arropada por los olivos, fue ideado por el arquitecto Enrique Mapelli del colegio de arquitectos de Málaga.
La casa está dividida en una habitación con cama de matrimonio, un cuarto de baño con plato de ducha, y un acogedor salón comedor con litera. La cocina independiente de 12 m2 se encuentra completamente equipada, tiene entrada independiente y no comunica directamente con el resto de la casa. La calefacción está proporcionada por estufa de pellet en el salón y los propietarios se encargarán de suministrar el pellet necesario.
La casa dispone de aire acondicionado en el dormitorio, pero su consumo no está incluido en el precio y tendrá un cargo de 0.35€ por kw/h. Este consumo se calculará con un medidor de kw.
En los exteriores se despliega un paisajismo que tiene la suerte de contar con ejemplares bien maduros de algarrobos, así como buganvillas, damas de noche, rosas, jazmines, lavandas y pilistras, las plantas por antonomasia de Andalucía, que convierten el paseo por el jardín en una explosión de aromas y también de sonidos, ya que se escuchan grillos, chicharras, paloma torcaz, vencejos y en ocasiones a lo lejos perros de caza en su horas de comida. Y en el horizonte, la sierra visible, así como el mar Mediterráneo que tiñe de azul las vistas. Un lugar idílico donde descansar y recuperar fuerzas, sin duda.
El acceso a la casa se efectúa a través de un carril asfaltado.
Nota: Las medidas y distancias siempre son aproximadas.