El cortijo es la herencia de una sexta generación, construido a mediados del siglo XIX por D. José Tamayo, quien fuera propietario de tan extensa heredad. Conserva su estructura en estado totalmente original, habiéndose adaptado para la habitabilidad de las condiciones actuales.
El encanto destaca en la estampa que ofrece la fachada del cortijo respaldada por la Peña de los Enamorados, lo que contribuye a que la leyenda se incorpore a la historia del cortijo y su finca. A escasos metros del Rio Guadalhorce, en un paso natural por un desfiladero entre la Peña de los Enamorados y la Sierra de las Angosturas, fue en esos años dominio de los bandoleros, verdaderos autores de la historia de esta tierra.
La casa se distribuye:
- Una habitación doble
- Una habitación cuádruple
- Una habitación con 5 camas
- Otra habitación con 3 camas y una litera
- Una habitación de matrimonio
- Dos supletorias para poner donde se quiera
El entorno es inmejorable arropado por una amplia extensión de espacio totalmente natural, en la que se conjugan la belleza y la nostalgia. Desde este idílico lugar puede observar la naturaleza en estado puro, siendo recorrida esta finca por venados, muflones y jabalíes, libremente paseando por las puertas del cortijo. Su emplazamiento dominante en un altozano, permite una visibilidad privilegiada sobre el Valle del Guadalhorce y las tierras de la Vega de Archidona.
Disfrute de unos días en lo que podría ser uno de los mejores lugares de la provincia de Málaga, y compártalo con sus amigos, haga sus reuniones y actos sociales, presumiendo de tan inmejorable lugar.
Nota: Las medidas y distancias siempre son aproximadas.